Imna Escudero de enfrenta al lienzo segura de sí misma ya que previamente ha investigado profunda y exhaustivamente sobre el tema a tratar, la composición, el color, la utilización del lenguaje de los símbolos, y realiza sus bocetos en el ordenador, no en vano es diseñadora gráfica también, y ha recibido algunos importantes premios en este campo.
Sus cuadros se podría decir que en muchos casos se tratan de cuadros autobiográficos, siempre mirando a su interior, donde se encuentra la verdad que emana sus obras, y que son fiel reflejo del alma de la artista, y su filosofía podría convertirse en ejemplo a seguir para otras mujeres.
El primer artista en el que se fijó es Gustav Klimt. Le gusta el simbolismo, el mundo de los sueños y el surrealismo; que haya un contenido simbólico, que no sea simplemente hacer alarde de la técnica.
En cuanto a la técnica empleada siempre ha tenido un estilo realista, y ahora quiere empezar a probar, a experimentar con un tipo de pincelada más suelta.
Sus motivaciones a la hora de crear son generalmente temas muy personales, donde plasma sus emociones y sus pensamientos, que en esta exposición se entremezclan con el tema subyacente de la igualdad de género.